House, revisión temporada final

ATENCIÓN SPOILER. Esta entrada puede contener información que quizás desconozcas si no has visto completa la octava y última temporada.

Los casos médicos del equipo de diagnostico del Hospital Princeton-Plainsboro, encabezados por el genio inconformista del Dr. House llegan a su final televisivo tras nueves años y ocho temporadas. Después de pasar 177 capítulos con este médico tan poco convencional, egoísta, arrogante, borde, malhumorado, misántropo, ególatra, adicto a la vicodina y que evita el trato directo con sus pacientes, tengo claro dos cosas: primero, que todo el mundo miente y segundo, que no es lupus.

La temporada empezó un año después de que House estrellara el coche de Wilson en la casa de Cuddy, encontramos a House en prisión pagando por su delito, por lo visto, en el juicio acepto su culpa y no apeló. Le quedan pocos días para poder conseguir la libertad condicional si consigue no meterse en problemas, pero algunos presos no piensan ponérselo fácil. En prisión conocerá a la doctora Adams, que atiende la enfermería. En el Princeton-Plainsboro el nuevo director médico es Foreman y como necesita ayuda en un caso decide sacar a House de la cárcel y convertirse en su tutor. El antiguo equipo médico de diagnósticos ya no está y su despacho lo tiene asignado otro departamento, con lo que House debe conformarse con un pequeño despacho y la ayuda de la Dra. Chi Park. Más adelante la doctora Adams también se unirá a su equipo, primero como voluntaria y después como empleada. Los primeros capítulos veremos a House intentar recuperar su amistad con Wilson y reunir de nuevo a su equipo. Trece ha dejado la medicina e intenta ser feliz antes de que su enfermedad avance y Taub tiene mucho trabajo con sus dos hijas pequeñas, aunque finalmente acepta volver, al igual que Chase.